Entrevista a Nelida Zaitegi

Entrevista a Nélida Zaitegi

Nélida Zaitegi de Migueles una buena amiga, jubilada de maestra, directora e inspectora pero, muy activa en muchos otros campos educativos, donde podemos seguir contando con su experiencia, sentido común y empeño persistente en mejorar el sistema. 
Sus aportaciones han sido y siguen siendo de primer nivel en temas de convivencia positiva y paz, habilidades para la vida, acoso escolar, coeducación, valores sexistas, etc. Hoy en día es la Presidenta del Consejo escolar de Euskadi. 
Nélida Zaitegi,    Enero 2019
       JB.-  ¿Qué has aprendido en tus diferentes roles dentro de la educación?
              N.Z.- En cada una de las funciones que he desarrollado en educación, que han sido muchas, he aprendido cosas importantes.
Como maestra de infantil y primaria, durante más de 20 años, aprendí que cada niña y niño es diferente, aunque tengan la misma edad y estén en el mismo curso. Su madurez, manera de aprender, motivación e intereses son diferentes y hay que tenerlo en cuenta para que su proceso de aprendizaje sea exitoso. También que lo importante es el aprendizaje y que la enseñanza está al servicio del mismo, de ahí la necesidad de conocer a cada alumna o alumno y saber cómo aprende más y mejor.
Añadiría la importancia de que se sientan importantes y valiosas y del modelaje del profesorado, porque aprenden lo que nos ven hacer, no lo que decimos.
Como directora de centro, aprendí la importancia de tener un proyecto de centro, un norte compartido por toda la comunidad educativa. En aquel momento, no era una exigencia, como ahora, sin embargo en nuestro centro ya se hacía. Aprendí, también, la importancia del trabajo en equipo del profesorado y el compromiso docente. Fui directora cuando tenía 32 años y fue un regalo porque me ayudó muchísimo a madurar como persona y profesionalmente al tener que afrontar conflictos y situaciones nuevas para mí que me hicieron reflexionar mucho  sobre las personas, las otras y yo misma,  y la educación como proyecto colectivo.
Mis años en la Inspección me aportaron otra perspectiva del sistema educativo. Yo conocía mi centro pero pude comprobar que la situación se repetía en casi todos. Las normas, la jerarquía, las órdenes… una experiencia nueva para mí. Creamos un seminario de reflexión sobre nuestras funciones y la LOGSE entre un grupo de inspectoras y, juntas, tratamos de encontrar el sentido del “servicio” de inspección, al servicio de quién estábamos, cómo intervenir en los centros y serles de ayuda de verdad. Recuerdo que, al principio, cuando entraba en un centro, me decía a mí misma “que cuando salga, si no consigo que mejore, al menos, que se quedé como está”.
Como responsable de tres programas de innovación pude aprender cosas muy valiosas: la necesidad de trabajar sistemáticamente las competencias para una vida buena, la tremenda importancia de una convivencia positiva en los centros. El programa de formación de los equipos directivos, me permitió desarrollar todo un bagaje teórico y práctico gracias al equipo que formamos para ello y las direcciones de los centros.
Me siento muy agradecida a todas las personas que me han acompañado en cada una de las fases de mi vida profesional porque de todas ellas he aprendido algo. Sin embargo,  algunas han sido muy significativas para mí, auténticos modelos profesionales y las guardo en mi corazón con especial cariño y agradecimiento.
El último regalo, ha sido la presidencia del Consejo Escolar de Euskadi porque es una nueva oportunidad de seguir aprendiendo a través de  esta “prórroga” para compartir pensamiento y poder hacer propuestas junto a personas valiosas,  comprometidas y…tan diversas!!! La necesidad de llegar a consensos, que implica la escucha, la empatía, la flexibilidad y la responsabilidad, pone en juego todas mis competencias e incompetencias. Todo un reto.
  
J.B.- Tus aportaciones a la educación han sido y siguen siendo extraordinarias en cantidad y calidad. Eso podría obedecer a que observas carencias en el mundo educativo. ¿Cuáles destacarías como las principales hoy en día?
N.Z.- Soy una creyente practicante de la educación y su poder transformador, por eso cuando oigo “Esto se arregla con una buena educación” me alegro y lo comparto, por lo que quiero dejar claro que la responsabilidad es compartida y que toda la sociedad ha de implicarse si, de verdad, queremos que las cosas cambien y que la nueva generaciones sean mejores que la actual y que se  avance en un desarrollo realmente humano.

Frente a tanta distopía, sigo creyendo en la utopía, que como decía Galeano, nos ayuda a avanzar hacia el horizonte que queremos y que yo pongo en el desarrollo humano por encima de todas las cosas.  El futuro se puede y debe colonizar ahora. Es la sociedad actual quien crea el futuro, por eso es necesario decidir hacia dónde queremos ir, qué queremos ser como seres humanos y como sociedad y ponernos mano a la obra. Actuar y hacerlo en serio porque pienso que el peor de los pecados es de omisión.
Dejar claro que la educación no es solo “cosa de las escuelas” a las que cada día les llegan nuevas demandas, muchas de ellas para “pasar la patata caliente” a la educación formal, cuando sabemos que sólo con la implicación y responsabilidad de todo el mundo pueden conseguirse.
A la educación formal, el sistema educativo reglado, le corresponden muchas cosas, pero, muchas más a la educación informal, a las familias, los medios, las redes, agentes sociales de todo tipo. La educación va mucho más allá de las escuelas y  la responsabilidad es compartida. La escuela sola no puede, por más que lo intente y lo hace muchas veces, aunque no siempre con éxito.

Necesitamos una educación centrada en el ser humano, desarrollando todas las competencias para ser buena persona, buena ciudadana y buena profesional: Competencias personales y sociales: inteligencia emocional y compromiso social. Pensamiento crítico y creatividad. Todo ello, insertado en los valores que se viven y contagian como la justicia, la solidaridad y la compasión.

No saber cosas por saber, la información está ahí, hay que saber dónde y qué hacer con ella para responder a todas las necesidades y problemas que se les presenten. La sociedad del conocimiento y el aprendizaje plantea nuevas exigencias a la educación. Crear y compartir el conocimiento implica aprender y desaprender continuamente, por eso comparto que “aprender a aprender es el aprendizaje más importante en este momento”.
La generación actual y las próximas van a vivir en escenarios difíciles de imaginar, por eso hay que prepararles para ellos y pertrecharles con las competencias que les posibiliten responder a grandes avances científicos, nuevas formas de trabajo que exigirán cambios de paradigmas  y  la necesidad de responder a fuertes dilemas morales para no retroceder en el desarrollo humano. 

Valorar el trabajo del profesorado, apoyarlo en su tarea y remar en la misma dirección es el mejor camino para avanzar en la transformación de la sociedad.
J.B.- Has ocupado cargos relevantes en comisiones sobre Convivencia. ¿Cuáles han sido tus alegrías y tus decepciones respecto a lo logrado y a lo no alcanzado en ese tema?

N.Z.- Comenzamos el programa de Formación de Equipos Directivos en el 94 y el  de Educación para la Convivencia en el año 2000. A partir de ahí se han dado muchos avances.
Las direcciones de centro se van consolidando, aunque no tanto como se debiera, y tiene su asociación, HEIZE, ahora conjuntamente de E. Primaria y E. Secundaria.

El Plan de Convivencia ya es una rutina en el Proyecto Educativo y en el Plan Anual de los centros, existen protocolos diversos para actuar ante los casos graves y, en general, podría decirse que se cuida más el clima de centro y el bienestar del alumnado.

Que en los centros del profesorado, los Berritzegunes en nuestro caso, haya personas asesoras en convivencia, al igual que en muchos centros, es positivo.

La creación de CONVIVES, una asociación para promover la convivencia positiva en los centros educativos y que cuenta con una revista bimensual online dedicada a apoyar el profesorado con artículos, herramientas y buenas prácticas, también es muy positiva.

Sin embargo, queda camino por andar. Se necesita abordar la convivencia positiva como un aprendizaje fundamental que exige hacerlo a lo largo de toda la escolaridad de modo sistemático y no en momentos puntuales.

Es necesario y urgente el replanteamiento integral de la convivencia y la educación para la paz y los derechos humanos y dar pasos hacia una nueva cultura basada en los valores, respeto a los ddhh y en las personas y su bienestar. Empezando por detectar todas las violencias  existentes en el entorno próximo o lejano, analizarlas, descubrir sus causas y consecuencias. El pensamiento crítico, la educación emocional y los valores vividos son la base para ello: conocer, sentir y actuar; conocimientos, actitudes y hábitos.
J.B.- ¿Podrías enumerar 3 logros irrenunciables de la Educación y adjudicarles algún/a protagonista?
N.Z.- Los logros que se van produciendo en la educación no pueden ser atribuidos a personas concretas. Alguien ha podido iniciarlos, promoverlos pero…sin la labor constante y callada de muchas personas, sobre todo del profesorado, no habrían llegado muy lejos.
La coeducación, la filosofía y práctica de la inclusión, etc. se han ido incorporando a los centros y ya son prácticas habituales, o deberían serlo.

Personas como Freinet y Freire, por ejemplo, inspiraron a mi generación,  y espero que sigan haciéndolo en todas, porque siguen estando muy vigentes. Al igual que Galtung o Mandela en la educación para la paz. Todo ellos son, como los clásicos, atemporales. La LOGSE fue un paso importante por el movimiento de reflexión y renovación que supuso y un avance significativo.

Los movimientos de renovación Pedagógica fueron y son fundamentales en la medida que surgen del profesorado y pretenden mejorar la educación desde la base. En este momento, hay personas expertas en todo el estado que hacen aportaciones importantes pero que sin la implicación del profesorado que las transforma en hechos, de poco servirían.
J.B.- Oímos hablar del alumnado con el mejor expediente académico como los mejores candidatos a ser nuevos profesores y profesoras; otros prefieren destacar otras competencias como las idóneas para este perfil profesional. ¿Qué opinas al respecto?
N.Z.- Atraer a las personas más adecuadas para desempeñar la docencia es uno de los retos más  importantes de nuestro sistema educativo en este momento.
He expresado a lo largo de la entrevista la importancia que le doy al profesorado, pero no individualmente sino como equipo que reflexiona, comparte y se compromete en un proyecto de centro. Igualmente, le doy mucha importancia a las direcciones que han de liderar esos proyectos.

El ejercicio de la profesión docente, en un mundo donde la formación se entiende en clave de creación de conocimiento y en el que la sociedad se caracteriza por la diversidad y la complejidad, requiere saberes más profundos y menos enciclopédicos que antes, como también formas de hacer —algunas como las de antes y otras nuevas— que hay que incorporar con valentía y cuidado en la formación inicial del profesorado.

El profesorado tiene que ser capaz de integrar conocimientos y enfrentarse a la complejidad de formular juicios en situaciones de incertidumbre, que con frecuencia vendrán acompañados de consecuencias sociales y éticas. Además, ha de tener las habilidades de aprendizaje que le permitan continuar aprendiendo de manera autodirigida y autónoma a lo largo de la vida profesional.

Por ello, a la hora de definir el perfil competencial docente, habrá que tener en  cuenta, por una parte, la personalidad y valores, lo más importante, por otra, los conocimientos (marcos de referencia actualizados) y destrezas (predisposición y actitudes). Entrenar a las nuevas generaciones para que construyan una sociedad mejor, más justa y solidaria exige que quienes han de entrenarles para ello tengan las competencias necesarias para hacerlo. Si fuéramos conscientes de su importancia, les dotaríamos de un gran prestigio, como se hacen en algunos países y se seleccionarían desde el principio a las mejores personas tanto académica como humanamente. Esto es muy importante porque “nadie da lo que no tiene”.

Respecto al modo de selección a través de la Ofertas Públicas de Empleo, existe un amplio consenso en que el sistema actual  no permite discriminar a las personas capaces de responder a estos retos. Tendríamos que contestar a preguntas como: ¿Qué  competencias personales y profesionales necesita para un desempeño eficiente y exitoso? ¿Qué funciones y tareas ha de desempeñar el profesorado en los próximos años? ¿Cómo diseñar el acceso a la profesión docente (APD) para garantizar que tengan el perfil adecuado, para seleccionar a los mejores y evitar personas  incompetentes?

Además del proceso selectivo, es necesario analizar el antes (pruebas de acceso a los estudios de magisterio, formación inicial e inducción a la docencia) y el después (evaluación del desempeño docentes y formación continua).
Son muchas las voces que insisten en todo esto y los cambios normativos son urgentes y necesarios.



Nélida, Eskerrik asko!!!!!
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